No importa si usted es familiar o no. Podría ser el vecino, el amigo, o quien conversó con él muchas veces mientras viajaban en el mismo bus hacia el trabajo. Usted es un sobreviviente de una pérdida por suicidio si alguna persona cercana falleció por esta causa.
La psicóloga Jackie Secades también es sobreviviente de una pérdida por suicidio. Desde hace 15 años y motivada por su experiencia personal impulsa un evento dirigido a esta población para conmemorar el Día Internacional del Sobreviviente de Pérdida por Suicidio.
El evento de este año será el sábado 23 de noviembre. Aún quedan 35 espacios disponibles para inscribirse y participar de un día de reflexión y terapia, con apoyo de especialistas del Colegio de Profesionales en Psicología, la Asociación Mi Nueva Aurora, y el Ministerio de Salud, las tres entidades que organizan y respaldan la actividad.
Los interesados en participar pueden inscribirse en el formulario que pueden encontrar AQUÍ. También pueden hacer consultas sobre esta actividad al 8899-9625.
La Nación conversó con Jackie Secades sobre este tema. Este es un resumen de la entrevista.
− ¿Por qué es importante hablar de suicidio?
− Como país, tenemos muchos años de trabajar el tema del suicidio. Hoy, vemos que es un tema que se pone sobre el tapete en más espacios, sin tanta resistencia a hablar, pero aún queda mucho por hacer. La única forma de revertir las cifras es hablar del tema, sobre la importancia de la salud mental y de reconocer ciertas señales en uno mismo y en otras personas. También saber cómo y dónde brindar la ayuda, y servir de puente a quienes necesitan esa ayuda para que lleguen a los recursos disponibles, ojalá a tiempo y no en una crisis de riesgo suicida. Lo que quisiéramos siempre es trabajar de forma preventiva y no interviniendo en personas ya muy complicadas.
− Los números indican que el suicidio, los intentos suicidas y la intención suicida están en aumento. ¿Qué estamos haciendo y qué no para reforzar ese elemento clave que es la prevención?
− Costa Rica está muy bien en muchos temas de salud mental, aunque no nos lo parezca. Hemos hecho una gran labor en sensibilizar. Cuando se habla de suicido en redes ya hay más gente que menciona que es un problema, que no hay que juzgarlo, que es un tema de salud. Antes no. Antes lanzaban todo tipo de juicios. Siento que hemos hecho una gran labor en transmitirle a las personas que existe algo que es la salud mental, que hay que cuidarla y buscar ayuda cuando está en riesgo.
“¿Qué hace falta? Muchos recursos. La Caja (Costarricense de Seguro Social) no da abasto. No tiene suficientes profesionales de la salud mental para atender la demanda. Los servicios privados son muy costosos y la mayoría de la población no tiene recursos para sostener un proceso terapéutico. Esa es nuestra realidad. Las pocas ONG no pueden asumir la labor del Estado. Se crearon las Ilais (Instancias Locales de Abordaje Integral del Comportamiento Suicida) que, con los recursos de cada comunidad, tratan de sostener los casos y darles seguimiento.
“Pero ellos también están atados de manos porque no hay suficientes recursos para atender las necesidades en las comunidades. El Estado necesita darle mayor prioridad al tema de salud mental y adjudicar los recursos. Con los recortes que se han hecho en la parte social, la salud mental ha pasado a un segundo lugar, a veces se ve como si fuera un lujo al que solo algunas personas tienen derecho”.
− Si bien es cierto hemos avanzado, a estos avances hay que meterle velocidad. No dejarle la responsabilidad únicamente al Estado que, por cierto, aún nos adeuda un reglamento a la Ley nacional de salud mental.
− En eso están. Yo participé en unas mesas de trabajo hace unas semanas. Vamos a ver qué sale de ahí. Lo que sí puedo decir es que hay un grupo de personas comprometidas. No es cierto que no se haga nada en el país, pero somos pocos y nos hacen falta muchos recursos. ¿Qué nos hace falta? Una línea de atención telefónica. El despacho de apoyo psicológico que tenía el 9-1-1 no debió haberse cerrado nunca. La línea del Colegio de Profesionales en Psicología no da abasto.
− Pareciera que hasta que nos toca no somos realmente conscientes. Aquí meto el tema de los sobrevivientes de una muerte por suicidio. Oímos sobre esto pero nos parece muy lejano... hasta que nos toca.
− Creo que de eso pecamos todos en alguna área de nuestra vida. Hay tantas problemáticas que es muy difícil que nos podamos solidarizar con todas. Con lo que uno debería solidarizarse es con el sufrimiento humano en cualquier forma. Que si algo es relevante para una persona o doloroso, nos solidaricemos con lo que esa persona siente.
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“En este tema en particular desafortunadamente todavía hay gente que cree que está exenta de que el suicidio pueda tocar a su puerta. Y tocar a mi puerta no es solamente que se suicide alguien querido para mí, es que yo también puedo tener una crisis de este tipo. Nadie está exento. La única condición es la vulnerabilidad. Es muy importante entender que es un buen negocio asegurarnos de vivir en una sociedad más sensible a estos temas porque la probabilidad de que nos toque en algún momento de la vida es alta”.
− Cada vez más, según la CCSS, la depresión y ansiedad van en aumento. Por ahí, en algunos casos, se abren puertas al suicidio.
− Sí, pero recordemos que el suicidio es un fenómeno multicausal. No toda la persona que se deprime o tiene un trastorno de ansiedad contempla el suicidio. Sin embargo, muchas de las personas que se quitan la vida sí tienen un trastorno de la conducta o anímico, no todas, pero sí una cantidad importante. Por eso, es que resulta tan importante detectar a tiempo. Ojalá, más bien promocionando la salud y educando a la gente sobre cómo puede prevenir caer en un estado de estos.
− ¿Cuál es la relevancia de hablar y visibilizar a los sobrevivientes de una pérdida por suicidio?
− Cuando hablamos de sobrevivientes muchos creen que son las personas que intentan quitarse la vida y no fallecen. Ellos son sobrevivientes de un intento. Los sobrevivientes de la pérdida, o supervivientes, son todos los que tienen un vínculo afectivo con una persona que falleció por suicidio. Contemplamos compañeros de trabajo, amigos del cole, gente de la iglesia o del barrio que, aunque no son de la familia, sí son importantes para nosotros y cuando fallecen por esta causa nos vemos impactados y sufrimos la pérdida.
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“Antiguamente, no existía tanta preocupación por estas personas. Se pensaba que, acabada la vida de quien estaba en crisis se acababa la crisis y venía un duelo como cualquier otro. Sabemos cada vez más que no es así.
“Estas personas sobrevivientes de una pérdida por suicidio tienen estadísticamente una mayor probabilidad de conducta suicida en el futuro, por una combinación del vento traumático, la falta de apoyo social al ser juzgados y hasta culpabilizados por lo que pasó, y todo esto genera una actitud de aislamiento. Todo este malestar y aislamiento da como resultado un panorama complejo. Son duelos que se complican en un 30%.